Una reflexión de fe y oración basada en Juan 18:33-34
Cuando el poder humano se enfrenta al Reino de Dios
“Jesús es el Rey”: Pilato, el gobernador romano, se encontraba frente a un hombre que no parecía tener poder alguno: estaba golpeado, atado, y acusado por los suyos. Pero lo que Pilato no entendía era que, frente a él, estaba el Rey eterno. En su pregunta —“¿Eres tú el Rey de los judíos?”— hay desconcierto, incredulidad y quizá burla. Sin embargo, en la respuesta de Jesús se encuentra la profundidad de la verdad divina: Su reino no es de este mundo.

Hoy, al meditar en este pasaje, nos preguntamos también: ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Es nuestro Rey o solo un personaje religioso? ¿Lo conocemos por experiencia o solo por tradición? Este 13 de junio del 2025, hagamos una pausa para reflexionar, orar y reafirmar nuestra fe en Cristo, nuestro verdadero Rey.
El Rey que no entra con ejército
Un Reino que no pertenece a este sistema
Jesús no necesitó espadas, ejércitos ni tronos terrenales para mostrar su realeza. Su autoridad proviene del cielo, y su reinado no está limitado por fronteras geográficas ni estructuras humanas. Esta verdad incomodó a los fariseos, confundió a Pilato y sigue desafiando al mundo actual, que valora lo visible más que lo eterno.
Jesús reina en el corazón de los que le entregan su vida. Él transforma desde adentro, no con coerción sino con gracia. En un mundo que busca poder, el cristiano debe recordar que el verdadero Reino es espiritual y eterno.
Oración: Señor Jesús, ayúdame a reconocer tu autoridad en cada área de mi vida. Reina en mis pensamientos, decisiones y emociones.
Una pregunta que revela el corazón
¿Dices tú esto por ti mismo? “Jesús es el Rey”
La respuesta de Jesús a Pilato no es evasiva, sino profundamente reveladora. Jesús no responde directamente con un “sí” o un “no”. Él va al corazón de la pregunta: ¿De dónde viene tu interés? ¿Es una inquietud genuina o solo un rumor más?
Jesús también nos hace esa pregunta a nosotros: “¿Me buscas por ti mismo o por lo que otros te han dicho de mí?” Muchos conocen a Jesús de oídas, por tradición o cultura, pero no por experiencia personal. Y la verdadera fe solo nace cuando el corazón se encuentra cara a cara con el Salvador.
“Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús, y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?”
Juan 18:33-34, RVR1960

Haciendo nuestra la fe: Jesús es el Rey
No basta con heredar una religión; hay que vivir una relación. Hoy es una oportunidad para examinar si Jesús es realmente nuestro Rey por convicción, por experiencia viva, y no solo porque así nos lo enseñaron.
Oración: Señor, no quiero vivir de una fe prestada. Quiero conocerte personalmente, hablar contigo cada día, seguirte por amor y no por costumbre.
Es Cristo tu Rey?: El Rey que escucha y responde
Jesús no calla ante la sinceridad
Jesús nunca rechazó a quienes se acercaron con sinceridad, aun si estaban confundidos. A Pilato, a pesar de su papel en el juicio, Jesús le responde y le habla del Reino. Con Nicodemo habló de nacer de nuevo. A la samaritana, le ofreció agua viva.
Nuestro Rey escucha y responde. Él no se impone, pero se revela a quien lo busca con humildad. Aun hoy, Jesús sigue respondiendo a quienes claman: “¿Eres tú el Rey?” Y su respuesta sigue siendo: “Sí, pero no como tú piensas. Mi Reino es más alto, más santo, más eterno.”
Oración: Rey Jesús, gracias por responderme aun en medio de mis dudas. Que nunca deje de buscarte con un corazón sincero.
El contraste entre dos reinos
El trono terrenal vs. el trono celestial
Pilato representaba el poder terrenal: dominio político, fuerza militar, decisión sobre la vida o muerte de los demás. Jesús, en cambio, representaba el Reino de Dios: humildad, verdad, justicia eterna y misericordia. No necesitaba defenderse, porque su victoria estaba en la cruz.
Los cristianos somos ciudadanos del Reino de Dios. Aunque vivimos en este mundo, nuestras decisiones, valores y visión deben reflejar a Cristo. No debemos conformarnos a este siglo, sino ser transformados para vivir bajo el gobierno de nuestro Rey celestial.
Oración: Señor, enséñame a vivir como un embajador de tu Reino en medio de un mundo caído. Que tu verdad sea mi guía y tu justicia mi estándar.

La identidad de Jesús y nuestra identidad
Reconocer quién es Él, define quiénes somos nosotros
Cuando reconocemos a Jesús como Rey, entendemos también quiénes somos nosotros: hijos del Reino, redimidos, amados y enviados. Nuestra identidad no depende del pasado, del pecado, del fracaso o del rechazo, sino de Aquel que nos llama por nombre.
Jesús preguntó a Pilato si hablaba por sí mismo. Hoy Él nos pregunta también: ¿Quién soy yo para ti? En esa respuesta se define nuestra eternidad.
Oración: Jesús, tú eres mi Salvador, mi Redentor y mi Rey. Ayúdame a caminar cada día como quien pertenece a tu Reino.
Reflexiona: ¿Quién reina en tu corazón?
Este 13 de junio, detente y pregúntate: ¿Quién tiene el trono de tu corazón? ¿Es Cristo quien reina en tus decisiones, en tus planes, en tus emociones? ¿O has dado ese lugar a otro: al miedo, al orgullo, al dinero, al pasado?
El Rey está a la puerta. Él no forza su entrada, pero llama. Y si alguien oye su voz y abre, Él entra, cena y transforma.
Oración de entrega:
Jesús es el Rey
Señor Jesús, reconozco que muchas veces he querido gobernar mi propia vida. Hoy me rindo a ti. Toma el trono de mi corazón. Reina en mí. Te confieso como mi Salvador, mi Rey eterno. Quiero vivir para ti todos los días de mi vida. Amén.
Aplicación práctica para hoy – Es Cristo tu Rey?
Cómo vivir bajo el reinado de Cristo:
- Ora diariamente reconociendo a Jesús como Señor y Rey de tu vida.
- Obedece su Palabra aunque el mundo piense diferente.
- Sé luz en tu entorno, reflejando el carácter de Cristo.
- Participa en la obra de su Reino: evangelismo, discipulado y servicio.
- Confía en su soberanía aun en tiempos de dolor o incertidumbre.
Conclusión: Una respuesta personal
La pregunta de Pilato sigue vigente: “¿Eres tú el Rey?” Hoy Jesús te pregunta a ti: “¿Lo crees tú por ti mismo?” Solo tú puedes responder. Que este día no sea uno más, sino el día en que reafirmas que Cristo es tu Rey, no solo en palabras, sino en hechos.



